jueves, 11 de agosto de 2011

The Invention of Hugo Cabret, de Brian Selznick


En un momento en el que la literatura infantil y, sobre todo, juvenil se centra casi en su totalidad en criaturas antaño abominables ahora convertidas en el hombre perfecto, da gusto encontrar autores que aún juegan con la imaginación y las aventuras; en mi opinión, lo más importante para que un lector joven quede atrapado por la literatura.

Uno de estos escritores es Brian Selznick, autor del libro que nos ocupa hoy, The Invention of Hugo Cabret. A pesar de sus dimensiones (creo que pasa de las quinientas páginas, algo que echará para atrás a muchos posibles jóvenes lectores), hay que darle una oportunidad por una razón: posee muchas ilustraciones; pero no son ilustraciones al uso, sino que el argumento depende de ellas tanto como de la narración y de las ocasionales fotografías que encontramos.

The Invention of Hugo Cabret está estructurada en dos partes: la primera relata la historia de Hugo, un niño de 12 años que vive en la estación parisina de Montparnasse en 1930; huérfano, trabaja como ayudante de su tío en el mantenimiento de los relojes de la estación. Su tío es un alcohólico que gasta todo su dinero en él, por lo que Hugo se ve obligado a robar para sobrevivir, y para conseguir reconstruir una vieja máquina que su padre, relojero, había encontrado abandonada y había arreglado justo antes de morir. Las piezas para esta máquina las consigue robando en un pequeño puesto de juguetes mecánicos que hay en la estación, hasta que el dueño de la tienda le atrapa, quitándole el cuaderno donde Hugo anota sus progresos con la máquina y obligándole a trabajar para él. Gracias a Isabelle, una niña que siempre ronda el puesto y resulta ser la ahijada del dueño, Hugo vivirá muchas aventuras para conseguir de nuevo su cuaderno, y reconstruir la máquina que ayudará a conocer su futuro.

La segunda parte resuelve el misterio de quién construyó la máquina y por qué, y esta revelación cambiará para siempre las vidas de Hugo, Isabelle y el dueño del puesto de juguetes. Y de los amantes del cine.

El argumento no deja de ser una historia de aventuras para niños, pero los mayores disfrutarán también con una ficción cargada de guiños a la historia del cine, ya que el dueño de la tienda de juguetes no es otro que Georges Méliès, mago ilusionista y pionero del cine fantástico. Además, encontramos referencias a René Clair y su Paris Dormido, a las Silly Symphonies de Disney y, por supuesto, al Viaje a la Luna

En resumen, The Invention of Hugo Cabret es uno de esos libros que hacen que los mayores disfrutemos como niños. Además, la edición está muy cuidada y las ilustraciones y fotografías son una maravilla. Muy recomendable tanto para pequeños como para grandes soñadores.

PD: Os dejo con la Silly Symphony de Disney citada en el libro. No he podido evitarlo.


The Invention of Hugo Cabret. Brian Selznick, 2007.
Scholastic Press, 2007. 533 páginas.

lunes, 8 de agosto de 2011

Allá Lejos, de Joris-Karl Huysmans



Fui directa a por esta novela en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, tras haber conocido su existencia a través de mi investigación para la ponencia en el congreso de Literatura y Erotismo sobre Angela Carter. Decadentismo y crímenes, ¿qué más podía pedir?

Publicada en 1891, es una de las novelas más conocidas del autor francés Joris-Karl Huysmans, escrita antes de una crisis espiritual que le llevó a una conversión al catolicismo y posterior retiro como seglar en un monasterio cerca de Poitiers. En esta obra, Huysmans retrata el satanismo que seguía practicándose en Francia en el siglo XIX, a través de la investigación que Durtal, el protagonista de la novela, lleva a cabo para documentar el libro que está escribiendo sobre Gilles de Rais.

Gilles de Rais, también conocido como Barba Azul, fue un noble bretón del siglo XV, que acompañó a Juana de Arco en sus campañas y quedó prendado del misticismo de ésta. Acosado por las deudas, se retiró a su fortaleza en Tiffauges, donde se dedicó a estudiar la alquimia y comenzó a interesarse por el ocultismo. Ese interés le llevó hasta el satanismo, y comenzó a intentar invocar al diablo a través de macabros sacrificios de niños; su locura le llevó a convertirse en todo un asesino en serie y violador necrófilo, raptando a la mayoría de los niños que habitaban en los alrededores de sus terrenos. El escritor de cuentos infantiles Charles Perrault se inspiró en él para escribir su obra “Barba Azul”. 

En la novela de Huysmans se intercalan pasajes sobre la vida de Gilles de Rais con las vivencias de Durtal, especialmente sus entrevistas con su amigo Des Hermies, médico, y con Carhaix, el campanero de la iglesia parisina de Saint-Sulpice. Sus conversaciones suelen girar en torno a su hastío de la modernidad y su adoración por los tiempos pasados, especialmente la Edad Media, aplicados a distintos aspectos de la vida: la medicina y los fármacos modernos, la espiritualidad y la religión, el ritmo de vida de las ciudades, o las ciencias ocultas. Gracias a Des Hermies, Durtal conoce a astrólogos y gente relacionada con el ocultismo; una de estas personas, Mme de Chantelouve, se convierte en su amante y le ayuda a conocer al canónigo Docre, ex sacerdote convertido en cabecilla del culto satánico francés, un personaje peligroso experto en maldiciones. Durtal consigue asistir con Mme de Chantelouve a una misa negra oficiada por Docre, contemplando horrorizado cómo el satanismo tiene más adeptos de lo que creía.

Allá lejos provocó cierto escándalo en el momento de su publicación, tanto por su crítica a la vida moderna y su elogio de la época medieval como por su manera de tratar el satanismo. Sin duda, los pasajes dedicados a narrar en detalle los crímenes de Gilles de Rais y las misas negras del siglo XIX pueden llegar a ser bastante desagradables. A pesar de esto, y de no haber mucha acción, la obra es interesante y consigue captar la atención del lector, atraído por ver si Durtal conocerá de cerca el mundo ocultista y satánico que le rodea.


Allá Lejos (Là-Bas), de Joris-Karl Huysmans, 1891.
Traducción de Guillermo López Gallego. Editorial Valdemar, Colección Planeta Maldito, 2002. 397 páginas.