Regalazo que se marcaron los Reyes Magos: Alan Moore y personajes de cuentos clásicos. Si además le añadimos que es una novela gráfica muy, MUY gráfica, que me salga una reseña favorable es algo que se veía venir.
El genial Moore se alió con la que más tarde se convertiría en su esposa, Melinda Gebbie, para dar vida a las andanzas sexuales de tres heroínas de cuento, ya bastante creciditas, que se conocen en un hotel en Austria a principios del siglo XX: Alicia, de lo libros de Lewis Carroll; Dorothy Gale, la jovencita que viaja de Kansas a Oz en los cuentos de L. Frank Baum; y Wendy, la mayor de los hermanos que vuelan hacia el país de Nunca Jamás con Peter Pan y J.M. Barrie.
Escrita antes que la famosa
Liga de los Hombres Extraordinarios, ya en
Lost Girls encontramos trazas de la afición de Moore por mezclar personajes literarios conocidos con ideas y temas de otras obras canónicas de la literatura e incluso acontecimientos históricos reales, para crear historias únicas, con un sello personal inconfundible. Aquí, el argumento principal no tiene inicio ni final; asistimos a una progresiva apertura sexual de las protagonistas, sobre todo de Wendy que, entre ecuentros en habitaciones, lagos y orgías dignas de obras del Marqués de Sade, se cuentan sus experiencias carnales desde la adolescencia. Aquí es donde Alan Moore le da una vuelta de tuerca a los cuentos clásicos: Alicia es una aristócrata cincuentona a la que le va el sexo lésbico, ya que fue drogada y violada por un hombre, y posteriormente su familia la envió a un internado femenino de donde salió para vivir con una de sus profesoras, donde conoció los placeres de las prácticas sáficas, la absenta y los opiáceos; Dorothy es una joven veinteañera recién salida de la granja de sus tíos en Kansas, en la que retozó con hombres sin cerebro, sin corazón y cobardes; Wendy, rozando los cuarenta y casada con un hombre mucho mayor que ella cuyo único interés se centra en la industria naval, y con el que no tiene vida sexual. Wendy se casó con él por esa razon, para así olvidar el deseo que despertaba en ella un joven ratero, Peter, que vivía con su hermana y varios huérfanos más en los Kensington Gardens, y que la inició en las prácticas eróticas más salvajes, mientras un desagradable
voyeur con la mano agarrotada les persigue y espía.
Además de las historias personales de las tres protagonistas, tenemos el telón histórico de fondo, en el que aparecen los atentados que dieron pie al inicio de la Gran Guerra, o el estreno en París de la obra de Stravinsky
La Consagración de la Primavera y el escándalo que se organizó. A través de la historia subyacente, retratada en el bellísimo hotel de decoración Art Nouveau donde se hospedan, se nos muestra el final de una era, la Belle Époque, y el comienzo de la era belicista y mecanicista que fue el siglo XX.
Las ilustraciones de Melinda Gebbie contribuyen a la sensación de pastiche y argumentos cruzados que sobrevuelan esta novela gráfica. Dependiendo de la historia encontramos un tipo diferente de dibujo, además de encontrar relatos paralelos en los laterales de la página que están estrechamente relacionados con la historia principal, que se supone provienen del "libro blanco", un libro de cuentos e ilustraciones pornográficas que el dueño del hotel tiene en todas las habitaciones, a modo de Biblia. Gebbie ilustra historias apócrifas de Wilde o Sand con dibujos al estilo de Aubrey Beardsley, Alfons Mucha o Egon Schiele, entre otros.
En conclusión, una novela gráfica puramente pornográfica y chocante en la superficie, pero con un trasfondo literario riquísimo. La edición, en tres volúmenes, complementa la belleza de algunas de las ilustraciones. Altamente recomendable para personas mayores de edad cuya sensibilidad no se hiera con facilidad.
Lost Girls. Alan Moore y Melinda Gebbie, 2006.
Norma Editorial, 2008. 3 volúmenes.